No le ha llegado el otoño a mi iPhone

No le ha llegado el otoño a mi iPhone
Imagen Otoño  por  Martintero2   (CC BY-NC)

Ya tenemos aquí al nuevo iPhone, pero no, no le ha llegado el otoño a mi iPhone.

Hace unas semanas distintos medios digitales tecnológicos se hacían eco de que los usuarios de iPhone son cada vez más reticentes a renovar su terminal; de hecho, se aprecia un aumento en los segmentos de aquellos que esperan de 2 a 3 años y de los que esperan más de 3 años en renovarlo.

Mi relación con Apple es mas bien reciente. Mis smartphones han sido siempre Android desde que retiré de la circulación mi Nokia 6600 con Symbian OS, pero por motivos laborales, y con muchísimas reticencias, tuve que hacerme con un terminal iOS en 2014, mientras que mantenía Android en el tablet y otros teléfonos.

Han pasado 2 años y medio desde que llevo usando el iPhone; he pasado por las versiones 7, 8, 9 y ahora 10 de iOS, y he visto cómo mi terminal iba pasando de moda tras el lanzamiento del iPhone 6, 6S, 5SE y ahora el 7 y, curiosamente, no tengo esa desesperación que me provocaban los terminales Android cuando llevaban conmigo cerca de los 2 años, desesperación que me empujaba a renovar el terminal. Muy al contrario, no veo razón para renovar mi 5S, cosa que me lleva a preguntarme porqué, no porqué no necesito renovar el iPhone concretamente, sino porqué necesitaba renovar el terminal Android dándole un máximo de 2 años de vida, y es que uno no ve lógico que una inversión económica importante, como la adquisición te un smartphone, suponga una perspectiva de vida no tan efímera.

Veamos algunos de mis porqués, sin que éstos signifiquen que piense que iOS es superior a Andorid en líneas generales.

La seguridad

Se trata de un aspecto de espectro muy amplio. Me centro en un aspecto destacable hoy día: el nivel de amenaza.

Android tiene un mayor porcentaje de ataques de software malicioso que iOS. Esto es achacable, en parte, a la popularidad de Android y a su enfoque abierto. El control es mucho más férreo en la Apple Store que en Google Play, que en ocasiones es un coladero; además, en Android puedes instalar desde cualquier fuente simplemente activando las opciones de desarrollador.

El informe de 2016 de Skycure sobre defensa de las amenazas en los dispositivos móviles nos dice que el 5,7% de los móviles Android en la empresa presenta amenazas de malware, frente al 3% en iOS. Además de la cantidad, la variedad de malware en Android es muy superior; un 76% del malware en Android es de «distintas cepas», mientras que en iOS tan solo lo es un 25%. ¿Por qué? La respuesta es que existen más vulnerabilides a ser explotadas en Android que en iOS, de manera que existen más formas diferentes de atacarlo.

Fragmentación y actualizaciones

La fragmentación en Android es un problema que lleva ya con nosotros demasiado tiempo y sin visos de solución al largo plazo.

Google es responsable del desarrollo de Android y de la actualización de sus modelos -Nexus-, y deja de dar soporte a las versiones obsoletas, como es lógico. Sinembargo, las actualizaciones del resto de modelos son responsabilidad de los propios fabricantes, y es donde reside el principal problema de la fragmentación.

Así, cualquier brecha de seguridad que no forme parte de la última versión de Android no es subsanada por Google y, por ende, no lo es por parte de los fabricantes. Por ejemplo, el reciente conjunto de vulnerabilidades Quadrooter -que podría afectar a más de 900 millones de teléfonos con chipset de Qualcomm y descubierta en abril de este año- Google las subsana con la actualización ya disponible (5 meses después) para Nougat (Android 7), pero no para otras versiones de Android. Como vemos, la seguridad de Android depende con frecuencia del hardware en el que se ejecuta, de forma que no es inmediato adapatar una nueva versión.

Muchas amenazas de Android podrían eliminarse si los usuarios actualizaran (o pudieran actualizar) a la última versión. Al no poder se produce fragmentación favoreciendo a los creadores de software malicioso.

En consecuencia, sin las actualizaciones te quedas con «el culo al aire». Si recibimos actualizaciones en nuestros ordenadores ¿por qué aceptamos este hecho en los smartphones?.

Por contra, Apple controla el hardware y su sistema operativo en una plataforma cerrada que facilita las actualizaciones inmediatas.

Desde que uso el iPhone, no sólo he recibido las nuevas versiones de iOS, sino que en cuanto Apple se ha percatado de algún problema, inmediatamente se han puesto manos a la obra, lo han subsanado y han lanzado una actualización; la última vulnerabilidad de iOS 9, conocida como trident, ha supuesto el lanzamiento de la actualización iOS 9.3.5 en tan solo 10 días.

En otro orden de cosas, esta falta de disponibilidad en Android era particularmente irritante cuando me encontraba con aplicaciones que requerían de una versión superior a la que tenía, cosa que en algún momento debe suceder inexorablemente, pero que no me he encontrado aún con iOS.

Obsolescencia

Atendiendo a la gama Nexus, de Google, el Nexus 5 (lanzado en octubre de 2013) ya se queda fuera de la actualización al nuevo Android Nougat. El más antiguo que sí se va a poder actualizar será el Nexus 6 (lanzado en octubre de 2014); por tanto un teléfono Google tiene una vida máxima de 3 años.

El gran exponente de Android, Samsung, ha anunciado qué dispositivos se verán actualizaddos a Nougat, dejando fuera al Galaxy S5 (lanzado en Abril de 2014), con lo que un teléfono Samsung tiene una vida máxima de poco más de 2 años. Otros fabricantes declaran obsoleto ese terminal desde el día en que se pone a la venta.

En Apple, el iPhone 5 (lanzado en septiembre de 2012) sí recibe la actualización a iOS 10; por tanto un teléfono Apple tiene una vida mínima de 4 años.

Rendimiento pobre

Nos dejamos impresionar por terminales que anuncian ya 6GB de RAM o más y procesadores de 8 núcleos. Lo cierto es que en especial la gestión de la memoria, y en menor medida el potencial de la CPU, no parece ser algo prioritario en Android. Ya comenté en otro artículo la gran diferencia a favor de iOS que existía a la hora de manejarse con las aplicaciones en un iPhone de doble núcleo y 1 GB RAM frente a un LG de 4 núcleos y 2GB RAM.

Con el uso de las aplicaciones, el rendimiento en mis Android decaía e incluso se llegaba al siguiente punto: la falta de estabilidad general del sistema.

Falta de estabilidad

Reconozco que el no haber ido ya más hayá de Kit Kat me da una vision de lo que era el pasado en Android, pero uno de los dolores de cabeza a los que me he enfrentado siempre ha sido la falta de estabilidad del sistema, que se hacía evidente al llevar del orden de una semana con el teléfono siempre en funcionamiento. Esta falta de estabilidad se traducía en la necesidad de realizar reinicios del terminal con cierta frecuencia, o tener que reinstalar el sistema operativo y aplicaciones para subsanar problemas.

Eficiencia de la batería

Tener grandes baterías te solventa el problema de encontrarte sin carga al final del día. Con una batería convencional me resultaba imprescindible tirar de baterías externas, añadiendo otro bulto al bolsillo.

Evidentemente el problema principal suelen ser las aplicaciones y el consumo exagerado que hacen de la batería, pero también el sistema operativo tiene mucho que decir en la gestión de la batería.

Con el iPhone, y haciendo un uso mucho más intensivo del terminal, llego con autonomía al final de la jornada, cosa que antes no ocurría.

Calidad de las aplicaciones

La PlayStore ha mejorado una barbaridad, pero en líneas generales la calidad de las aplicaciones disponibles en los ‘stores’ de uno y otro sistema no es la misma, por no decir que en la PlayStore hay aplicaciones de muy baja calidad que en el Apple Store ni existen, quizás por la política que se sigue -un tanto exremista- por parte de Apple a la hora de abir la puerta a dichas aplicaciones.

Servicio postventa

Recuerdo amargamente mi mala fortuna con varios terminales Android, concretamente con 2 modelos de Motorola y otros 2 de Sony. Fue toda una experiencia, en ambos casos, contactar con el servicio postventa, enviar por paquete postal el terminal al servicio ténico, desenpolvar el viejo Nokia y esperar a que se me retornase el terminal supuestamente reparado…

No he tenido ningún problema con un terminal iOS (y hay 4 en casa), así que hablo desde la falta de experiencia propia, pero de quien sí sé que lo ha tenido, simplemente acudió a la tienda de Apple y se le reemplazó el terminal por uno de nuevo, sin más.

Ecosistema

Uno de los puntos fuertes de Apple es su ecosistema, cosa que implica, necesariamente, que todos tus dispositivos sean de Apple, claro. Es una maravilla poder manejarse con teléfono, tablet y portátil y que todo esté ahí, listo para ser utilizado.

Es cierto que si usas los servicios de Google se consigue lo mismo, pero Google no es Android, no mientras sean otros los fabricantes de dispositivos con sistemas Android, quienes a su vez incorporan su propio bloatware y servicios.

Cuando daba con un buen servicio del fabricante del terminal Android, o cambiaba el resto de terminales a ese mismo fabricante o me tenía olvidar de dicho servicio.

No todo son especificaciones y funcionalidad

En el camino seguido por los fabricantes de teminales Android, las especificaciones técnicas lo son todo: más núcleos, más RAM, más megapíxeles, más MHz, …

No sirven de nada las especificaciones en bruto si no se es capaz de rentabilizarlas, ni sirven las espectaculares funcionalidades si no resultan eficaces y cómodas. Como muestra un botón:

Apple ha seguido una senda orientada a proveer de funcionalidades cuando realmente las tenían maduras y plenamente funcionales, y no presenta sus productos bajo el amparo de grandes especificaciones de fuerza bruta. Lo que importa es un comportamiento fluído y sin una mala experiencia de usuario.

En definitiva, no voy a renovar terminal poruqe no, no le ha llegado el otoño a mi iPhone.

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